5.1 Tipos de Manipulación de un Narcisista: Luz de Gas
Hacer Luz de Gas o Gaslighting es una forma de abuso psicológico que consiste en presentar falsa información para hacer dudar a la víctima de su memoria, percepción y/o cordura. Esto puede ir desde simples negaciones por parte del abusador de que determinados eventos hayan ocurrido hasta la escenificación de situaciones extrañas para desorientar a la víctima.
Hacer Luz de Gas o Gaslighting es una forma de abuso psicológico que consiste en presentar falsa información para hacer dudar a la víctima de su memoria, percepción y/o cordura. Esto puede ir desde simples negaciones por parte del abusador de que determinados eventos hayan ocurrido hasta la escenificación de situaciones extrañas para desorientar a la víctima.
El término "hacer luz de
gas" proviene de la obra Gas Light y sus adaptaciones al cine. El término
es ahora usado en literatura clínica.
Hacer “luz de gas” consiste en
conseguir que alguien dude de sus sentidos, de su razón y hasta de los hechos
que presencia. Se trata de un eficacísimo método de acoso basado en la
manipulación de la situación a fin de anular la voluntad de la víctima.
Este método suele acontecer, más
frecuentemente, dentro de la familia ya que es donde Se dan las condiciones más
adecuadas para seguir los pasos sin que otras personas puedan interferir en el
proceso. El acosador disfruta de una relación privilegiada con la víctima y
suele ser una persona con grandes capacidades de convencimiento, manipulativas
y, desde luego, malévolas.
Este tipo de acoso sigue
generalmente las siguientes pautas:
-Manipulación de la realidad: para ello se introducen circunstancias anómalas como puede ser
hacer desaparecer objetos, producir ruidos que el manipulador dice no escuchar,
negar que se haya sostenido una conversación, etc.
-Invalidar la percepción de la
víctima: se trata de convencerla de que sus sentidos la engañan, para ello se
niega cualquier hecho que haya observado, se le convence de que ha dicho lo que
no ha dicho, se le hace creer que sus amigos son sus enemigos y que actúan con
mala fe, se le acusa de errores no cometidos, etc.
-Limitar la vida social de la víctima: se trata de aislar lo más posible a la
persona acosada, cuanto más limitadas estén sus relaciones menos posibilidades
existen de que se interrumpa el proceso, es por ello que se la hace desconfiar
de todo y de todos garantizando así que no airee información de lo que está
ocurriendo. El círculo se va cerrando y llega un momento en que la víctima
queda limitada a un espacio cada vez más reducido que percibe como seguro.
-Hacer dudar acerca de una forma racional de pensar: una vez que la víctima está suficientemente
debilitada, que duda de sus conductas, que cree en lo que le dice la otra
persona más que en sus percepciones es cuando el acosador introduce la idea de
que su cordura es cuestionable.
-En este punto que arranca de la
consecución del anterior el acosador aprovecha cualquier arrebato o crisis de
la víctima para demostrarle lo enferma que está, por tanto debe de dejar
cualquier tipo de actividad social, si es que aún conservaba alguna, para
depender exclusivamente de las decisiones del acosador.
A partir de este momento la víctima
se ha puesto totalmente en manos de su verdugo, en quien confía plenamente
aunque le produzca un daño irreparable. Existe el convencimiento de que se está
atravesando un trastorno mental y por ello debe delegar cualquier tipo de
decisión en la otra persona, existe una confianza ciega en el acosador y se
establece una relación de dependencia patológica difícil de romper sin que
exista una intervención externa.
Es en este momento cuando la
patología, que no existía, comienza a instaurarse en el organismo. La ansiedad,
la depresión, las crisis de nervios, los arrebatos emocionales y los trastornos
obsesivos son los síntomas más frecuentes que incapacitan a la persona para
tomar cualquier tipo de decisión.
La víctima en este estado ha
perdido cualquier tipo de credibilidad, su cordura está en entredicho y sus
familiares, que desconocen las maniobras del acosador, aceptan que existe algún
tipo de trastorno mental y, por tanto, queda anulada la autonomía de la
víctima.
¿Qué se puede y debe hacer ante
una situación similar? Sencillamente proceder a una cuidadosa observación de
los hechos, ocuparse de ese familiar que ha llegado a ese estado de
incapacidad. En ese momento el acosador está seguro de los resultados de su
actuación y, por tanto, ha levantado la guardia, los hechos, piensa, hablan por
sí solos. Es el momento justo en que suelen cometer deslices o errores y estos
no se deben señalar sino recoger como facilitadores de observaciones
posteriores que, a buen seguro, permitirán entender qué ha pasado y qué está
pasando. Una vez que se haya conseguido esta información se debe socorrer a la
persona afectada, sacarla del círculo vicioso en que se desarrolla su vida y
acudir con ella a un profesional. Si esto no es suficiente se deben denunciar
los hechos.
Quien prefiera obviar los hechos,
por comodidad, está colaborando con un verdugo, con la mezquindad de alguien
que se cree con capacidad para incapacitar a otra persona, con una situación de
terror psicológico.
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